Seguro que todos hemos visto alguna vez todos esos programas de la tele, donde se intenta cambiar el comportamiento de los '
aborrecentes', como yo los llamo, intentando cambiar su conducta. El máximo exponente de hoy día es el del Aguado, ganador de varias medallas olímpicas como jugador de balonmano y presentador de "Hermano Mayor" en 'Cuatro'. Si lo habéis visto algún viernes, siempre comienza igual, con la 'musiquita' del comienzo le vemos corriendo detrás de un chaval. Tengo un consejo que darle. Ese adolescente es un caso perdido, por mucho que lo intente nunca le va a pillar.
Tengo que reconocer que el tío es un crack. Todos y cada uno de chavales parecen casos perdidos, pero al final siempre consigue convertirlos en unos 'ñoños'. Hay que admitir que la rubia psicóloga los pone a cada uno en su sitio.
Por cierto, una paranoya que me viene a la cabeza que no tiene nada que ver con esto. ¿Las anchoas las encontramos dentro de las aceitunas cuando las pescamos? En fin... A lo que iba, que se me va la olla.
Me encanta la parte del programa en el que el Aguado coge al adolescente y lo mete en su todoterreno. Parece como si cerrara todos los pestillos y lo fuera a torturar en su interior. Los pobres tienen que aguantar partes oscuras del pasado de nuestro héroe. Ese momento me recuerda a cuando te coge tu abuelo, un día de esos en los que se siente aburrido porque no tiene con quién ir a ver las obras. Te cuenta todo su pasado, pasando por su etapa en el servicio militar. ¡Mira! Pedrito podría tomar ejemplo de la tercera edad y contar sus batallitas. Me lo imagino en la mili, si hubiera tenido que ir a alguna especie de guerra, intentando cambiar el comportamiento de sus enemigos. "Usar armas no está bien" o "este arma tuya me la llevo hasta que cambies de comportamiento". Es en ese momento cuando llama a la rubia.... Pobrecilla...